LOS ÁNGELES – Por la mínima diferencia, en todo sentido.
Así ganaron los Lakers el domingo por la noche, venciendo a los Atlanta Hawks de forma agónica gracias a una crucial volcada de LeBron James y a un tapón de antología de Tyson Chandler – negándole a Trae Young la chance de convertirse en héroe.
De esta manera, los laguneros se pusieron 7-6 en la temporada, llegando a un récord positivo por primera vez en 162 partidos. La última vez había sido el 22 de noviembre de 2016, en la campaña inaugural de Luke Walton como entrenador en jefe.
“Una victoria es una victoria”, resumió el entrenador.
La imagen, sin embargo, no fue la mejor. Los Lakers tuvieron 23 pérdidas y cometieron 23 faltas. Además, se disparó 42.4 por ciento en tiros de cancha y un pobre 15/24 en la línea de tiros libres. Todo esto ante un equipo que se encuentra penúltimo en la Conferencia Este.
De todos modos, todos los triunfos tienen el mismo valor, y eso quedó demostrado en el festejo final, con James abrazando a Chandler en la celebración.
Y es que para llegar a ese desenlace tan apretado, los angelinos desperdiciaron una ventaja de 15 puntos sobre el cierre del tercer cuarto.
Eso llevó a un final incómodo, en el que la ofensiva se estancó y la defensa no le encontró soluciones a la dupla formada por Young y Alex Len.
Allí, para poder rescatar el triunfo, primero debió aparecer King James, quien terminaría la noche con 26 puntos, siete rebotes y cuatro asistencias.
Su última canasta sería la más importante, y el astro quedó colgando del aro tras lograrla, expresando su frustración tras volver a fallar en la línea de tiros libres segundos antes:
Tras el tiempo muerto, los Hawks tuvieron una última chance, pero se toparon ante Tyson Cleotis Chandler, ese veterano en su decimoctava temporada que no ha dejado de hacer aportes ganadores desde su llegada a L.A.
El pivot se estiró, desviando el tiro de Young para desatar la locura de las casi 19,000 almas presentes en el STAPLES Center.
“Estamos felices de tenerlo”, aseguró James.