Por Miguel Ángel Martín
Columnista de Timberwolves.com
Seguimos repasando el equipo de los Lobos, de cara a la temporada 2016-17, y seguimos con los bases. Después de haber hecho un análisis a Kris Dunn, le llega el turno a Ricky Rubio, que sin duda luchará por minutos en la cancha, con el joven novato de los Timberwolves y al mismo tiempo será su mentor, para que logre mejorar y aportar al equipo lo máximo y lo más rápido posible.
Ese es el verdadero objetivo de Rubio para esta temporada. Tener muchos minutos en pista, poder ayudar lo máximo al equipo (ayudando a crecer al equipo, en su conjunto) y ganar… Ganar por fin es clave para el base español, que desde el 2011 espera impaciente poder disputar unos playoffs de la NBA.
Ya no hay excusas, este equipo tiene todas las piezas necesarias para poder dar ese salto de calidad que necesita, para romper una mala racha que se ha prolongado por más de una década. Y Rubio sabe que su momento ha llegado, rodeado de un joven talento que puede catapultar a la gloria a estos Lobos, en unos pocos años.
El verano de Rubio ha sido muy convulso. La pérdida de su madre, la decisión de ir o no a los Juegos Olímpicos (debido a su situación familiar), el posterior bronce olímpico con la selección española, la llegada de Kris Dunn al equipo (y la gran competencia que ello supone), el crecimiento como jugador de Tyus Jones, los continuos rumores, la necesidad continua de mejorar su tiro…
Muchos factores que se contraponen a la increíble determinación que ha mostrado en ganar con los Lobos desde este preciso instante.
La inyección de moral que supuso ganar su segunda medalla olímpica de su carrera (tras la plata de Pekín en 2008), reforzó su convicción de que los focos no era lo más importante. Rubio ha manifestado que por encima de todo está el conjunto y la meta es que este proyecto sea ganador, que no quería salir en los periódicos, sino que lo que quiere es ganar y que si tiene que sacrificar al para ayudar al equipo, lo hará.
Y es que tras el draft, con la llegada de otro joven con un inmenso potencial, como es el caso de Kris Dunn, unido a la llegada del nuevo técnico de los Lobos, Tom Thibodeau, deja una enorme cantidad de opciones abiertas para este nuevo año de baloncesto, que estamos a punto de vivir.
Y es para él esta temporada es todo un desafío y confía en poder tener mucho tiempo compartido en la cancha con un jugador del potencial que se presume que tiene Kris Dunn, al cual pretende ayudar desde el primer momento, para su adaptación y crecimiento dentro de la NBA.
Toda una declaración de intenciones, de un jugador que ha sido un buque insignia de los Timberwolves en la presente década, y que anhela por encima de todo, poder llevar a su equipo a lo más alto.
Tendrá que desplegar todo su potencial esta temporada, que sobre todo se basará en generar mucho juego y su gran capacidad como defensor, algo que exigirá Tom Thibodeau a todos sus chicos.
La capacidad anotadora recaerá sobre los hombros de sus compañeros, más que en las suyas, pero su rol está fijado en otros aspectos bien distintos: Saber mover al equipo, sobre todo en los contraataques después de los robos de balón o rebotes defensivos y saber descifrar las defensas rivales, en ataque estático.
Buena señal para los Timberwolves será si Rubio puede terminar la temporada entre los tres mejores de la NBA, en robos de balón y en asistencias. Sería un paso firme hacia unos Lobos que regresan a la postemporada. Y si al mismo tiempo Dunn termina con buenos registros en anotación, minutos, etc, es que ambos han funcionado bien juntos y eso sería algo vital para el futuro de Minnesota.
En definitiva una temporada clave para el base español, que espera poder aportar mucho al equipo, compartir muchos minutos con Dunn en pista, ser su mentor y sobre todo, poder vivir una temporada triunfante con los Lobos, para poder disputar con Minnesota sus primeros partidos de playoffs de su carrera.
Muchos objetivos que determinarán cosas importantes para el futuro de Rubio y los Timberwolves.
Hasta pronto desde España.