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Randle, Thomas encienden la llama de los nuevos Lakers

EL SEGUNDO – Algo fuera de lo normal, casi de otra época.

Eso fue lo que protagonizaron Isaiah Thomas y Julius Randle promediando el tercer cuarto de la derrota de los Lakers el miércoles ante Golden State en Oakland.

Una gran jugada de IT, que atrajo a toda la defensa, terminó en una canasta fácil para Randle, una de tantas que el ala-pivot ha conseguido en el que es sin dudas el mejor momento de su carrera. Sin embargo, camino hacia el banco en el tiempo muerto, se desató una discusión que terminó con ambos separados por sus compañeros tras un intercambio de opiniones subidas de tono.

Eso estuvo lejos de ser una pelea. Al contrario, la disputa fue un reflejo de las personalidades de los líderes principales del equipo en este momento – un pasaje de la temporada en la que los Lakers están mandando a la cancha a una rotación demasiado corta debido a un sinfín de lesiones en las últimas semanas. Randle y Thomas, junto a Brook Lopez, Lonzo Ball y Kentavious Caldwell-Pope, juegan cerca de 40 minutos todas las noches, y el equipo no ha detenido su marcha, yéndose ganador en 20 de sus últimos 30 cotejos desde la primera semana de enero.

Sin embargo, esas victorias han redefinido las expectativas de un plantel que parece haberse cansado de hablar de desarrollo, y de la pila de derrotas que suele acompañar a una reconstrucción. Randle y Thomas, de distintos orígenes, edades e historias de vida, con más y menos historia con la camiseta púrpura y dorada, mostraron que los Lakers están listos para volver a ser un equipo ganador.

“Esperamos mucho del otro”, dijo el interno texano. “Fue solo comunicarse. Esperamos mucho del otro. Esperamos ganar estos partidos. Esperamos que el otro juegue a cierto nivel, así que es solo ser compañeros. No hay nadie más con quien preferiría ir a la guerra que con IT, así que no es nada personal. Estamos tratando de sacar lo mejor de los dos y ganar el juego”.

La maduración física, técnica y, sobre todo, mental de Randle es la gran historia de los Lakers en una temporada llena relatos positivos. De comenzar la temporada en la banca tras un verano infernal que lo trajo al campamento casi con 20 libras menos, a soportar jugar 19.1 minutos por noche en octubre, hasta este presente como líder y voz de mando, Randle se ha convertido en el ejemplo a seguir – un faro para sus compañeros y el reflejo más brillante del manejo de grupo de Luke Walton y el talento de su cuerpo técnico a la hora de desarrollar jugadores.

“Me gusta”, dijo Walton sobre el momento de calentura de dos de sus figuras. “Se los dije después, me gusta siempre y cuando tengan la mente abierta, y lo que estén discutiendo lo resuelvan. Hemos tratado de hacer que nuestros jugadores hablen todo el año. Si es una conversación candente, eso significa que dos personas son apasionados sobre algo. Aceptaremos eso en nuestro equipo cualquier día”.
El entrenador de los Lakers le dio en la tecla a la situación.

Desde su llegada – que coincidió con la partida de Kobe Bryant, el último gran líder emocional de la franquicia – el estratega ha buscado a la siguiente voz cantante, el tipo que consiga en la cancha ladrar las órdenes necesarias, no solo para acomodar una rotación defensiva sino que para despertar a un equipo joven de esos letargos naturales propios de la edad.

“Por ahora, de donde venimos y hacia adonde estamos tratando de ir, hemos tenido historial de jugadores que se enojan internamente y no se expresan sobre ciertas cosas”, señaló Walton. “Yo prefiero que expresen sus opiniones con el otro, sacarlo afuera y hablarlo, y crecer sobre eso”.

Es por eso que Metta World Peace fue parte del plantel el año pasado, sirviendo junto a José Calderón y otros veteranos como locutor de la palabra justa en el momento correcto. Esta temporada ese rol fue otorgado a Andrew Bogut y Corey Brewer, jugadores que ya no están por distintos motivos.

Entre el núcleo joven, Larry Nance, Jr. fue el que más cerca estuvo de adueñarse de ese reto, dada su mezcla de carisma, coeficiente intelectual en la cancha y reputación defensiva – siendo además un tipo altruista hasta la médula. Sin embargo, su partida en febrero volvió a dejar ese rol huérfano, dándole cabida a los dos nuevos caudillos de la nómina.

Para Thomas no fue nada nuevo, y poco le importó no conocer a sus compañeros, el no tener la titularidad o el hecho de desconocer su futuro en Los Ángeles después de junio. El que es caudillo, es caudillo en cualquier instancia.

“Soy un líder”, dijo el base tras el partido del miércoles. “No le estoy cayendo a nadie. Solo estoy liderando. Si veo algo, voy a decir algo. Y viceversa. Si ven algo, deberían decir algo. Así es como debe ser en los equipos de baloncesto. No señalar a nadie. No caerle a nadie. Solo hacer lo que es mejor para este equipo”.

IT justifica sus palabras con hechos, aceptando partir desde la banca pese a no compartir la decisión del entrenador – sacrificando prestigio y quizás hasta futuros ingresos por el bien común de la camiseta que defiende.

También se lo ha ganado en la cancha, promediando 16.7 puntos, 5.5 asistencias y 2.1 rebotes en 27.0 por noche a lo largo de 14 juegos desde su llegada al equipo californiano.

Randle, por su parte, se elevó a una posición que sus compañeros siempre creyeron que estaba hecha a su medida. Y es que ya hace al menos dos años que sus compañeros – desde antiguos como Nance, Jr. y Jordan Clarkson hasta presentes como Brandon Ingram y Lonzo Ball – señalan que cuando Randle marca la pauta con su intensidad, el resto se contagian de su vehemencia.

Walton siempre lo supo. En una nota con Ohm Youngmisuk de ESPN, el entrenador confesó el reto que le lanzó a Randle el verano pasado:

“No recibiste una extensión (de contrato), así que ve y demuéstranos que nos equivocamos”, recordó. “No es que no te queramos. No es eso en absoluto. Juega con eso en tu mente…úsalo como motivación para mejorar”.

Mensaje recibido. En 35 juegos desde el 29 de diciembre, el día en el que Randle recuperó la titularidad, el ala-pivot ha sido una absoluta pesadilla para sus rivales: 18.7 puntos, 9.2 rebotes y 3.3 asistencias, disparando un absurdo 58.1 por ciento en tiros de cancha y 73.8 en la línea – todo en menos de 30 minutos por noche.

Los Lakers han ganado 20 partidos de sus 31 con él como titular. Tras perder sus primeros tres partidos con los angelinos, Thomas tiene marca de 8-3 en sus últimos 11.

El equipo en general ya ha superado las expectativas, marcándose nuevas al andar y perdiéndole toda tolerancia a la derrota – incluso en la casa del campeón y sin la mayoría de sus mejores jugadores perimetrales. Randle y Thomas lo saben, y su altercado en pleno partido en Oakland fue un claro recordatorio.

“Queremos lo mejor para el otro”, dijo Thomas. “Solo queremos ganar. Somos dos de los líderes en el equipo que no estábamos compitiendo. Fue un malentendido en un punto y luego lo hablamos y estamos bien. Como deberían los compañeros”.