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Pérdidas, el pecado capital en la derrota ante Sacramento

LOS ÁNGELES – Esta vez no hubo remontada.

Los Lakers volvieron a sufrir un mal comienzo, y a diferencia del triunfo del martes ante Chicago Bulls, en esta ocasión cayeron sin atenuantes ante los Sacramento Kings.

El equipo dirigido por Luke Walton cayó en un pozo tempranero de dobles dígitos, y pese a algunas mejorías a lo largo de la noche, nunca pudieron terminar de reinsertarse en el partido.

La teoría del entrenador es que la moral de los suyos se desmoronó una vez que Sacramento empezó a meter sus tiros.

“Pienso que nuestros muchachos hicieron un trabajo realmente bueno en la segunda noche de partidos consecutivos para empezar el juego”, avisó.

Ni siquiera la mejor performance desde larga distancia de la temporada alcanzó para contrarrestar los embates de Zach Randolph en la pintura y el movimiento de balón de los locales que les permitió anotar a placer, cerrando el duelo con un 55.3 por ciento de cancha.

Los Lakers encestaron 15 de 29 triples, liderados por Kentavious Caldwell-Pope (4/6), Lonzo Ball (3/5) y Kyle Kuzma (3/7). Corey Brewer y Jordan Clarkson aportaron un para cada uno desde la banca.

Sin embargo, la falta de energía se notó en el canasto propio. Los locales ganaron la batalla del rebote por 44-32, ganando una y otra vez los balones divididos. La supremacía de 10-4 en rebotes ofensivos fue un microcosmo de lo que fue el partido durante toda la noche.

Esas posesiones extra permitieron que eventualmente jugadores como Bogdan Bogdanovic y Frank Mason III calentaran la muñeca, dándole espacio suficiente en la pintura a un Willie Cauley-Stein que se mostró incontenible en la llave, doblegando a cualquier tipo de marcaje que se encontró en el camino.

Los Lakers también sufrieron en ofensiva, particularmente en el juego colectivo. Pese al 50 por ciento de cancha que arroja la ficha, y las 27 asistencias registradas, gran parte del goleo llegó mediante arrestos individuales. Con Kuzma (17 puntos) y Randle (14) en la pintura, y con el resto de los bombarderos castigando desde lejos, el equipo tuvo ráfagas amenazantes.

Lo decepcionante – como en partidos previos – fueron los errores no forzados que muchas veces terminaron apagando esas corridas. El equipo terminó con 17 pérdidas, y varias de ellas fueron en contragolpes y/o situaciones de viento a favor. Las demás también fueron costosas, ya que los Kings exprimieron 23 puntos de esos yerros.

Entre lo positivo estuvo otra buena actuación de Ball (11 puntos, 11 asistencias y siete rebotes), y el cambio de ritmo que le dio al equipo la entrada de Randle. El ala-pivot fue el único jugador de la rotación usual con un +/- positivo (+6), y su energía despertó por momentos al equipo de su letargo.

El equipo ahora tendrá un parate de cuatro días, incluyendo 48 horas de descanso, antes de regresar el sábado a los entrenamientos de cara al duelo del lunes ante los Clippers. Walton espera que eso sirva para recargar baterías.

“Tenemos un montón de jugadores jóvenes que nunca han hecho esto antes”, explicó. “Será bueno para ellos física y mentalmente apagarse por unos días”.