LOS ÁNGELES – Una secuencia de 15 segundos en la parte caliente del cuarto periodo resumió perfectamente lo que fue la noche de los Lakers en el mítico TD Garden de Boston.
Abajo por siete puntos con aproximadamente tres minutos en el reloj, los Lakers tuvieron una posesión que incluyó tres rebotes ofensivos y cuatro triples fallidos. De encestar uno de esos intentos, los dirigidos por Luke Walton se hubieran puesto a tiro en el marcador y con todo el envión a favor.
Sin embargo, los angelinos fallaron y los Celtics, un equipo joven pero de mayor experiencia, se apoyó en un Isaiah Thomas para poner el partido en la nevera y asegurarse un triunfo clave en su lucha por la cima de la Conferencia Este.
Lo que quedó entonces para los visitantes fue un sabor agridulce en la boca, producto de un partido en el que se jugó bien por momentos en ofensiva y se luchó a lo largo de toda la noche (15 rebotes ofensivos), pero yéndose nuevamente con las manos vacías.
El partido se abrió con un mal segundo cuarto en el que los Lakers se alejaron de los principios que pregona Walton.
“En el segundo cuarto, como equipo, creo que nos pusimos egoístas”, opinó. “Dejamos de mover la bola y dejamos de confiar en el otro”.
La situación se comenzó a revertir con el ingreso de Marcelo Huertas, quien reactivó a una ofensiva estancada en sus minutos limitados en cancha. El brasileño se llevó los elogios de su entrenador.
“Es brillante con la bola”, dijo Walton. “Es difícil ponerlo porque mucho porque no tenemos mucho espacio, (pero) jugó fantástico para nosotros”.
La segunda unidad fue clave en la remontada – los Celtics llegaron a ganar por 17 puntos – y los mayores intérpretes no fueron los sospechosos de siempre.
La actuación de Larry Nance, Jr., quizás en la mejor noche de su carrera, ilustró el esfuerzo y el ímpetu de un grupo de jugadores que deja hasta la última gota de sudor sobre el parquet. El producto de Wyoming terminó con 18 puntos (igualando la mejor marca de su carrera), 14 rebotes, cuatro asistencias y tres robos en 32 minutos en cancha.
A él se le sumó un gran trabajo de Brandon Ingram en ambos lados de la bola, con 14 puntos, seis rebotes y mucha confianza a la hora de soltar su tiro exterior. El novato comienza a afianzarse en esta nueva gira de carretera tras una semana en el que las cosas no le venían saliendo.
Sin embargo, el que marcó la pauta fue D’Angelo Russell. El armador, quien charló con Magic Johnson en la previa del partido, redondeó otra muy sólida actuación, llenando la ficha con 20 puntos, seis rebotes y seis asistencias, con apenas dos pérdidas. El equipo en general tuvo apenas 12 balones desperdiciados, y la correlación entre esta versión más estable de Russell y ese resultado es simplemente innegable.
El resultado final fue justo, por lo realizado por uno y el otro, y la explosión ofensiva de Thomas (38 puntos) acabó inclinando la balanza para los locales en un partido entretenido y de mucho ida y vuelta.
Los Lakers ahora buscarán voltear rápidamente la página, y el sábado al mediodía se dirigirán a la Gran Manzana, donde enfrentarán el lunes por la noche a los New York Knicks.