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Ivica Zubac, retrato de confianza y paciencia

EL SEGUNDO – Ivica Zubac era hasta el martes por la tarde el jugador de los Lakers que menos oportunidades había recibido en la temporada.

Incluso veteranos sin un puesto fijo en la rotación como Marcelo Huertas y Metta World Peace habían disfrutado de más tiempo en cancha, por lo que al joven croata solo le quedaba esmerarse en los entrenamientos y brillar con los D-Fenders, el equipo de la NBA D-League de los angelinos.

Sin desesperarse o frustrarse, y sin levantar la voz o perder esa calidad risueña producto de jugar en la mejor liga del mundo a los 19 años viniendo desde el otro lado del mundo, el pivot balcánico esperaba su chance, confiado en la promesa de Luke Walton de que todos los miembros de la nómina eventualmente tendrían su chance.

Algunos minutos de relleno en carretera ya lo habían presentado en sociedad, pero para algún desprevenido Zubac anunció su presencia al mundo – y ante un STAPLES Center en pleno delirio – en el juego ante los Denver Nuggets.

Resulta curioso señalarlo, pero los 11 puntos, 13 rebotes y tres tapas – todas marcas personales – no le hicieron justicia al impacto en el juego que tuvo el oriundo de Mostar (Bosnia).

Asombrosamente, el único que no se sorprendió fue él mismo.

“Creo que puedo hacer eso”, reconoció con las medidas justas de humildad y autoestima alta. “Trabajo duro todos los días, y enfrentar a jugadores como Timo y T-Black en las prácticas es muy importante para mi desarrollo. Me siento confiado de que puedo hacerlo al nivel NBA”.

Junto al asistente Mark Madsen y los pivots Timofey Mozgov y Tarik Black, Zubac ha ido creciendo semana a semana. El progreso ya se estaba notando en los entrenamientos y su actividad con D-Fenders, y el martes fue solo un paso más en una trayectoria que va en ascenso.

Lo que no figuró en su gran planilla fue la avanzada comprensión del juego que tiene este adolescente que lleva apenas seis meses viviendo en los Estados Unidos.

“Lo mejor de él es que no es que hizo ninguna locura”, explicó Walton. “Hizo la jugada simple. Lo que quiero decir es que encaró duro (hacia el canasto), puso buenas cortinas, hizo los pases extra cuando había que hacer los pases extra, tuvo desvíos, cambió varios tiros, e hizo que muchos definieran sin hacer falta”.

Además, Zubac tiene el tipo de personalidad que cae bien en cualquier grupo, y por eso recibe el beneficio de la duda incluso cuando reta a uno de sus compañeros el martes por fallar un tiro.

Si, el joven croata le reclamó a Nick Young – de buena forma – el no haber encestado un triple sobre el final del juego con Denver que hubiera sido crucial para la remontada.

“Hablaba en serio, tiene que meter ese tiro”, recalcó el miércoles. “Fue un gran pase, y el tiro era para ponernos a un punto. Debe meter ese tiro la próxima vez”.

Zubac explicó su mentalidad en esas situaciones.

“Luke dijo que es un buen tiro, y cuando encaro, siempre miro a los tiradores en las esquinas”, contó. “Siempre busco las esquinas, y si están en mejor lugar que yo, les pasaré la bola”.

Sus compañeros se lo permiten ya que es uno de los jugadores más queridos.

“Ha sido fantástico, fenomenal”, reconoció el pivot. “Cada compañero está feliz cuando me va bien, y cuando estoy en cancha todos me apoyan. Y cuando hago algo mal, todos tratan de decirme lo que hice mal y cómo mejorar. Es muy fácil teniendo compañeros así”.

En cuanto a lo técnico, el europeo destaca por su coeficiente intelectual dentro de la cancha.

“Creo que es algo natural”, opinó. “Siempre tuve buena sensibilidad por el juego, por pasar, por estar en buenos lugares para anotar, capturar rebotes, o bloquear tiros. No puedo saltar alto, pero tengo buen timing para los tapones”.

Sin embargo, el propio jugador reconoce que el proceso de adaptación no se detiene.

“Debo posicionarme mejor, tuvieron algunos rebotes ofensivos que no deberían haber tenido, y es mi culpa”, apuntó. “(También) mejor defensa del pick and roll, poner mejores cortinas y encarar hacia el canasto. Eso abrirá mucho para mis compañeros”.

El ritmo de juego es quizás su mayor obstáculo, pero los Lakers han logrado aclimatarlo con experiencia en los juegos de la D-League (de mucho ida y vuelta a paso frenético), y con trabajos físicos que le han permitido bajar a un peso más favorable.

“La velocidad de los guardias es difícil cuando salen de las cortinas”, observó Zubac. “Ese ha sido el mayor ajuste para mí. Creo que estoy haciendo un buen trabajo y voy a seguir mejorando”.

La falta de filtro al exteriorizar su confianza es refrescante, ya que va acompañada de horas y horas de trabajo incansable, y Walton no le pone ningún reparo.

“Tiene confianza”, concluyó el entrenador. “Brandon (Ingram) y él son similares en cuanto a que son muy callados pero confiados”.