LOS ÁNGELES – La apuesta era arriesgada y esta vez no pagó dividendos.
La acumulación de ausencias forzó a Luke Walton a mandar a la cancha a un quinteto titular inédito y poco convencional, y Utah Jazz lo aprovechó para dar el golpe en los momentos justos e irse de STAPLES Center con la victoria en el bolsillo.
El entrenador de los laguneros sorprendió al salir con Brandon Ingram de armador y Metta World Peace de escolta, decisión tomada basada en la necesidad, ya que el equipo no cuenta en estos momentos con D’Angelo Russell, José Calderón o Nick Young.
Walton explicó que la idea era sumar centímetros y abrir el abanico de oportunidades para intercambiar marcajes ante una ofensiva metódica y aceitada como la de Utah.
“Son un grupo alto y estábamos viendo a quién elegir”, confesó. “Esperábamos que al cambiar todos los marcajes los podríamos sacar de ritmo, porque son uno de los mejores equipos en utilizar 20 de los 24 segundos del reloj de posesión y mover la bola lado a lado.
Sin embargo, el Jazz superó a esa primera unidad por ocho puntos en los primeros cinco minutos del primer cuarto, y por otros nueve en los primeros tres del tercer periodo. Esos pasajes fueron más que suficientes para sostener una ventaja a lo largo de casi toda la noche.
El manotazo de ahogado de Walton fue hacer un ajuste dramático tras el primer tiempo muerto de la segunda mitad, pero sus dirigidos no lograron acatarlo a tiempo y el Jazz prácticamente definió el partido, llegando a sacar ventaja de 19 puntos.
El resultado quedó maquillado por otra secuencia letal de un inconmensurable Lou Williams, quien acabó la noche con 38 puntos en 27 tiros, y además agregó siete asistencias y seis rebotes.
“Ha hecho todo lo que posiblemente puede hacer para ayudar al equipo pero tenemos que hacer más cosas positivas como grupo”, señaló Walton.
Williams se convirtió así en el primer Laker desde Kobe Bryant en 2013 en anotar al menos 38 puntos en partidos consecutivos. Además este fue su octavo partido con 20 puntos en la temporada, y el francotirador ha anotado en dobles dígitos en 21 de sus 24 encuentros disputados.
El veterano – acompañado en la segunda mitad por Jordan Clarkson – se cargó el equipo al hombro y llegó a poner a los Lakers a un triple, pero el dramático intento de remontada terminó con los de púrpura y dorado muriendo en la orilla.
“No significa nada”, se lamentó el jugador. “Todo se trata de victorias y derrotas”.
Pese a eso, Walton resaltó el amor propio del equipo y la capacidad de lucha para seguir intentándolo ante la adversidad – no solo en lo que decía el tanteador, sino también tras la baja de Tarik Black, quien debió abandonar el juego promediando el tercer cuarto.
“Les dije que deberían estar orgullosos de su lucha”, dijo Walton. “En los deportes profesionales, te pagan ganes o pierdan, y (muchos) se rinden, y nuestro grupo, todo el año, sigue peleando sin importar cuál sea la ventaja o cuál sea el déficit. Les dije que mantengan la frente en alto”.
Con las bajas multiplicándose partido tras partido – Walton tampoco utilizó a un Larry Nance, Jr. disponible pero disminuido – el entrenador debió recurrir a Thomas Robinson y Marcelo Huertas. El dúo aportó en sus nichos (rebote y creación, respectivamente), y fueron protagonistas del mejor pasaje del equipo a mediados del último periodo.
“Es frustrante pero hay suficiente de qué preocuparse en esta liga y en este juego”, dijo Walton. “Como entrenador hay cosas que uno no puede controlar, y perder tiempo y energía en esas cosas, uno no puede darse ese lujo”.
Al final no alcanzó, y los Lakers sumaron su tercera derrota al hilo.