LOS ÁNGELES – Se acabó el sueño para Marcelo Huertas y la Selección de Brasil en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
El armador de los Lakers mostró un nivel excelente a lo largo de los cinco partidos del Grupo B, pero desafortunadamente no logró que su equipo avanzara a la siguiente fase, quedando de esa forma eliminados de la posibilidad de competir por una medalla.
Fue el triste final de una preparación de casi seis años y medio, allá por principios de 2010 cuando el argentino Rubén Magnano tomó las riendas del seleccionado.
Huertas, internacional absoluto con Brasil desde 2005, llegaba al certamen con la ilusión de darle a su país su primera medalla olímpica en baloncesto desde 1964.
Tras una sólida temporada con los Lakers, el paulista y su equipo tuvieron un periodo de preparación inmaculado – 6-0 con victorias ante Lituania, China, Australia y Rumania – llegando a la cita máxima con buen ritmo y en gran forma.
Sin embargo, una mala primera mitad en el debut les causó su primera derrota ante Lituania y, tras dar el batacazo ante España, una nueva derrota ante Croacia los puso en una situación sumamente comprometida.
Con marca de 1-2, el clásico sudamericano ante Argentina los esperaba, y pese a un sinfín de chances de liquidar el pleito, Brasil terminó cayendo en doble tiempo suplementario.
El resultado hizo que la clasificación ya no dependiera de ellos y por eso la victoria contra Nigeria – en la que fue la despedida – no alcanzó. España apabulló a Argentina, decretando la eliminación del conjunto local.
Huertas, sin embargo, redondeó un gran torneo en lo personal. El base se ubicó tercero en asistencias (33 en cinco juegos para un promedio de 6.6) y además aportó 10.4 puntos por partido, con un 44.7 por ciento en tiros de cancha y un brillante 88.2 en la línea de tiros libres.
Marcelinho estuvo cerca – a cuatro rebotes – de un triple-doble ante Nigeria, y con la excepción del debut ante Lituania, fue uno de los mejores jugadores de su país en el torneo.