LOS ÁNGELES – La continuidad tiene sus beneficios.
Jordan Clarkson y Julius Randle llegaron juntos a la NBA, un 26 de junio de 2014 en la misma noche del Draft de la NBA. Desde ese momento han sido una dupla prácticamente inseparable, dentro y fuera de la cancha.
De pasado en común – Clarkson creció en San Antonio, Randle en Dallas – la conexión fue inmediata. En la cancha recién se encontraron en la campaña 2015-16, con Clarkson ya afianzado en la rotación y Randle haciendo su regreso a las canchas tras una fractura en su tibia derecha el día de su debut.
Ambos han tenido altibajos desde entonces, pero esta temporada los dos lograron dar un importante salto de calidad. Luke Walton los afianzó a ambos en una segunda unidad de alto voltaje, que se beneficia del poder anotador de Clarkson y de los embates al canasto de Randle.
Es por eso que, prestando un poco de atención, no debería sorprender demasiado lo que el dúo logró hacerle a los Charlotte Hornets en el cuarto periodo de la victoria del sábado en Carolina del Norte.
En un partido de trámite parejo de principio a fin, fueron ellos dos los que resolvieron el acertijo y emplearon sus talentos a la perfección.
Walton los mandó a la cancha a 3:03 del final del tercer cuarto y ellos no volvieron a salir, jugando los últimos 15 minutos del partido de forma consecutiva. En ese lapso los Lakers terminaron +11, suficiente diferencia para asegurar el triunfo y mantener el invicto en la actual gira de carretera.
Este simple ‘toma y dame’ sacó a relucir lo mejor de ambos: las cortinas de Randle, el manejo de Clarkson, la habilidad de este último para dar el pase preciso, y la capacidad del ala-pivot para definir en tráfico.
Clarkson consiguió 14 de sus 22 puntos en el periodo final.
A eso le agregó un par de asistencias y un rebote, además de terminar el cuarto sin pérdidas – un dato crucial ya que el producto de Missouri era efectivamente el base en cancha, con Lonzo Ball en la banca.
“JC vino y estaba candente esta noche”, opinó Ball. “Estábamos funcionando con él, y estoy contento que lo hayamos hecho”.
Él lo hizo con un repertorio impresionante: un gancho, una bandeja, un triple, una volcada tras un corte preciso, y cinco tiros libres en seis intentos.
“Solo explotamos lo que nos permitía anotar, para ser honesto”, dijo Clarkson. “Hicimos la misma jugada los últimos cuatro o cinco minutos enteros, tratando de tener todas las opciones que podíamos y hacer la jugada correcta”.
“JC tuvo quizás el mejor cuarto completo que le he visto jugar”, reconoció Walton. “Ellos seguían cambiando la defensa, y el seguía tomando lo que la defensa le daba…esto es lo que haces cuando maduras en esta liga”.
¿El factor común en la explosión ofensiva de JC? Su amigo Julius Randle y su creatividad y fortaleza a la hora de poner pantallas.
Randle incluso se lució con esta habilitación para la volcada de Clarkson.
La combinación simplemente funciona. Clarkson y Randle son la octava pareja con más minutos (436) disputados juntos en Lakers esta temporada, según NBA.com/Stats.
Con ellos en cancha los Lakers anotan 102.7 puntos por cada 100 posesiones, y permiten 103.4, para una eficiencia neta de -0.7. Para poner en contexto, como equipo los Lakers anotan 100.0 puntos por cada 100 posesiones (No. 28) y permiten 102.7 (No. 8).
Gracias a ellos los Lakers tienen la tercera banca más potente (41.9 puntos por partido) y la segunda más eficaz (50.1 por ciento en tiros de cancha).
Siendo que Randle y Clarkson cuentan con la mayor antigüedad en el plantel, este tipo de actuaciones no son casualidad, sino más bien los frutos de una química desarrollada a lo largo de los años.
Sin dudas, un mapa que ilusiona a la hora de imaginarse lo que podrán hacer ellos junto a Ball, Brandon Ingram y Kyle Kuzma tras algunos años juntos.