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Lakers cortan 10 años de sequía en Miami con paliza al Heat

EL SEGUNDO – Lakers continúan derrumbando muros.

El jueves le tocó el turno a Miami, donde los laguneros cortaron una racha de 10 años sin victorias. Para poner en contexto, aquel último halago en South Beach tenía a Luke Walton todavía como jugador de los angelinos.

Una década después los protagonistas fueron otros, pero no menos efectivos.

Lonzo Ball dejó atrás su restricción de minutos para comandar un triunfo soberbio, con los Lakers dominando el partido casi en su totalidad, con la excepción de los últimos minutos del primer cuarto.

En líneas generales fue un partido completo, apuntalado por una rotación de apenas ocho jugadores – decisión tomada por Walton tras la lesión de Josh Hart y la partida de Corey Brewer.

Sin embargo, los que estuvieron en cancha se hicieron notar, empezando con el ex UCLA, quien ni siquiera necesitó anotar en dobles dígitos para ser amo y señor del desarrollo del cotejo.

Ball terminó con ocho puntos, seis rebotes, siete asistencias y seis robos (mejor marca personal), con un 2/3 en triples que sirvió para dejar en claro que si no anotó más fue porque decidió hacer brillar a sus compañeros.

Y vaya si lo hicieron.

Julius Randle fue una bestia incontenible en la primera mitad, y una verdadera pesadilla para Hassan Whiteside a lo largo de toda la noche. El ala-pivot terminó con 25 puntos (8/13 en tiros de cancha) y seis rebotes, erigiéndose como el catalizador ofensivo de los de púrpura y dorado en un principio de partido que marcó la pauta para lo que sería el resto de la noche.

Porque los Lakers no pararon hasta la bocina final, y terminaron con 131 puntos en 59.5 por ciento en tiros de cancha, y un excelente 21/26 en tiros libres (80.6 por ciento).

Y con él dominando adentro, los tiradores estuvieron de fiesta. Los Lakers dispararon 16/29 en triples (55.2 por ciento), nuevamente con aportes a lo largo y ancho de la nómina.

Así fue que tuvieron sus momentos Brook Lopez (10 puntos, 2/4 en triples) y Kentavious Caldwell-Pope (18 en 2/3), y más adelante Kyle Kuzma (16 en 3/4) desde la banca.

Sin embargo, la diferencia allí la marcó Isaiah Thomas, quien finalmente consiguió calibrar la mira y destrozó las aspiraciones del Heat con su mejor noche con la camiseta púrpura y dorada.

IT estuvo en su máxima expresión e hizo recordar a más de uno de sus hazañas en los playoffs de la temporada pasada. Su repertorio ofensivo funcionó a la perfección, y así fue como mezcló seis triples (en 11 intentos) con una serie de penetraciones y definiciones patentadas bajo su nombre.

El diminutivo base también le hizo honor a su posición, y generó juego para sus compañeros, mostrando que cada vez se entiende mejor tanto con Randle como con Ivica Zubac.

INGRAM, CARA Y CRUZ

Brandon Ingram fue otro de los que se lució, y lo más sorprendente fue la puntería en su tiro de media y larga distancia.

A sus ya conocidas penetraciones el alero le está agregando un disparo cada vez más certero, saliéndose de su zona de confort e incomodando a las defensas rivales, que de a poco deberán ir modificando el libreto para marcarlo.

El producto de Duke tuvo 19 puntos con cinco rebotes y cinco asistencias, pero también dio la mala noticia sobre el final del partido.

A cuatro minutos del final, Ingram recibió dos faltas – la primera de Josh Richardson y, en el aire, una segunda de Justise Winslow – que acabaron con él sobre el parquet muy adolorido. Tras una charla con Marco Núñez y tras encestar los dos tiros libres, este se fue para el vestuario y no regresaría a la cancha.

La próxima parada de los Lakers es el sábado ante los Spurs, para concluir una gira de carretera que por ahora tiene saldo de 3-0.

Por lo pronto, los laguneros han ganado ocho de sus últimos 11 encuentros y las 27 victorias en la temporada ya superan por una el registro de la 2016-17.